Los papás han sido superhéroes en muchos momentos de nuestra vida
En especial en la niñez cuando se nos dañaba ese juguete inseparable, ellos con su amor y paciencia lo repararon y le volvieron a dar vida, por eso y más les deseamos un feliz día.
“Lo que más me gusta de mi trabajo es ver a la gente feliz, no me importa el estado en el que me traigan los juguetes, lo clave es que el dueño los disfrute cuando se los entrego finalizados”, afirma José Antonio Vanegas, quien lleva más de 30 años reparando juguetes y devolviendo sonrisas a miles de niños que confían en él su tesoro más preciado.
José Antonio ha dedicado su vida a ser muñequero. Empezó a trabajar reparando juguetes por casualidad cuando tenía 16 años. Su primer acercamiento fue lavando muñecos, luego se apasionó por repararlos; su interés tenía un trasfondo, él tuvo una niñez escasa de juguetes y, al crecer y tener contacto con estos, se encariñó con el oficio. Así describe el comienzo de este camino lleno de compromiso y cariño: “Empecé a explorar eso que no había podido tener de niño, pude ver que yo también podía jugar, así ya fuera joven, fue algo bonito que pude explotar”.
Los papás son vistos como esos super héroes que hacen lo posible por ver a sus hijos sonreír, todo lo saben arreglar, y lo que no saben lo inventan, así mismo ha hecho José Antonio con los miles y miles de juguetes que han pasado por sus manos. Ha reparado tantos que no tiene una cifra exacta, con la humildad que proyecta en cada una de sus palabras, relata: “Pienso que yo devuelvo muchas ilusiones y cuando uno devuelve ilusiones y alegrías se convierte en un verdadero héroe que es capaz de impactar a personas en momentos específicos”.
Él también ha sido un héroe para su familia, se casó a los 24 años con Luz Marina, quien ha sido su compañera de vida, socia y madre de sus tres hijos. Hace 14 años esta pareja, con un gran talento y pasión por su oficio, se independizó y abrió las puertas de la ‘Clínica de muñecos y personajes’, negocio que le ha permitido a José Antonio proveer lo necesario para su familia. Con orgullo cuenta:
“Con este negocio he sacado a mis hijos profesionales y he vivido dignamente, no me quejo, sería pecado hacerlo porque mi Dios me dio esta virtud y soy muy honesto con lo que hago”.
La ‘Clínica de muñecos y personajes’, es la fuente de ingreso económico de la familia Venegas; sin embargo, para José Antonio el dinero pasa a un segundo plano. Para él, que es un apasionado por su trabajo, el mejor pago es la gratitud de las personas que reciben sus juguetes reparados, y con la voz entrecortada cuenta: “La gente me abraza, me dice que mi trabajo es increíble, para mí ese es un pago impresionante, incalculable. Nunca lo que me traen acá es un objeto del montón, son sentimientos lo que me están entregando, entonces si la persona se atrevió a confiar en mí yo quiero devolverle algo mucho mejor de lo que me trajo”.
Ramo se une a la celebración de esos papás que dan lo mejor de ellos por hacer felices a sus hijos y qué mejor que hacerlo rindiendole homenaje a un hombre que no solo ha hecho feliz a sus hijos sino a miles de niños más. José Antonio, muñequero, artista, restaurador y papá; es la suma de varios ingredientes: disciplina, amor, pasión y perseverancia. A sus 55 años afirma contundentemente que no se atreve a cambiar de profesión y que esto es lo que se ve haciendo hasta el final de sus días.
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