Elkin Giraldo lleva más de 20 años en el negocio de los discos de vinilo, un poco menos de los que lleva vendiendo zapatos. Todo empezó cuando compró la Sinfonía No. 5 de Beethoven y comenzó a coleccionar discos; pero no fue hasta los años 90 que empezó a venderlos. Aunque en la actualidad Elkin cuenta con 3 locales de Zapatos Cosmos, tiene uno predilecto: en el que también vende vinilos.

El letrero dice Calzado Cosmos, pero el segundo piso de este local está dedicado a la venta de LPs, aquellos discos que nuestros abuelos y padres reproducían en su casa y con los que algunos crecimos. En ese segundo piso hay una pared dedicada a mostrar carátulas de discos de vinilo, donde comparten espacio artistas de géneros tan distintos como Héctor Lavoe y Janis Joplin, y estantes de LPs organizados por género y orden alfabético. Además, hay un cuarto en el que Elkin limpia, desinfecta, cambia de bolsa los discos y, a veces, los desecha.

Elkin Giraldo nació en Medellín hace 65 años y estudió filosofía y teología. Llegó a Bogotá en los años 70 a terminar el bachillerato en el seminario de los Agustinos Recoletos y fue recibido por la familia dueña de la Calzado Cosmos, quienes lo acercaron al mundo del comercio y los zapatos. Cuando Elkin terminó de estudiar volvió a Medellín, donde fue docente de filosofía y religión en el colegio Bolivariano, pero decidió volver a Bogotá en los ochentas a dedicarse de lleno al comercio.

Elkin comenzó a trabajar con la familia dueña de Calzado Cosmos hasta que, cinco años después, en 1985, pudo independizarse y vender zapatos por su cuenta. Sin embargo, en 1991 tuvo el suficiente dinero y experiencia para comprar Calzado Cosmos y cumplir otra pasión, la venta de discos de vinilo a gran escala. Elkin hizo del segundo piso de uno de sus locales un santuario de los vinilos, una tienda de la nostalgia, una entrada al pasado. Y lo hizo pese a que el pronóstico era desalentador, pues se decía que con la llegada de los discos compactos nadie iba a querer comprar esos vinilos viejos y grandes.

Pero no fue así, ya que, como dice Elkin: “El vinilo nunca se ha dejado de vender, porque el coleccionista busca su pieza especial”. Además, cuenta orgulloso que hay música que no se pasó de vinilo a CD, como el son cubano, y por eso hay personas que entran a la tienda buscando esas joyas musicales que se quedaron en el viejo formato.

En Bogotá hay muchos coleccionistas que recorren las calles de la ciudad en busca de vinilos, algunas veces movidos por la nostalgia y el recuerdo de las canciones de su niñez y otras por el valor en sí de la música. Sin importar cuál sea el caso, son ellos y personas como Elkin Giraldo los que mantienen vivo este formato que no pasa de moda y que, como Ramo, le ponen el corazón a la música y a la tradición.

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